Los niños y niñas con discapacidad intelectual aprenden con
más lentitud o dificultad que el resto de su misma edad, requiriendo mayor estimulación
y ayuda adicional de parte de los padres, hermanos, otras personas del grupo familiar,
profesores y compañeros. Son destacables su gusto por el juego, la música y el
baile, expresan fácilmente sus emociones, sus alegrías y tristezas, son muy afectuosos
y deseosos de agradar. Para estos niños es especialmente importante un ambiente
estable que les proporcione oportunidades para desarrollarse. Es fundamental
tener presente, que los niños y niñas llegan a ser adultos, crecen, se desarrollan
y tienen las mismas necesidades que otras personas de su edad, es decir, no permanecen
niños toda la vida.
Los padres y hermanos pueden colaborar en su aprendizaje y
desarrollo.
Referencia: Guía para familia 2
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