No olvidar

“En nuestro alrededor hay personas que necesitan nuestra ayuda, no sólo para cruzar la calle o para subir unas escaleras sino también para tener con quien reírse, alguien en quien confiar. Todos tenemos alguna discapacidad… quizás la nuestra sea que no nos damos cuenta que podemos
cambiar la situación”

jueves, 9 de enero de 2014

A LAS FAMILIAS DE NIÑOS Y NIÑAS CON DISCAPACIDAD VISUAL Y CEGUERA

Discapacidad visual.



  • Los niños y niñas con discapacidad visual manifiestan pérdida o disminución del sentido de la vista.
  • Cuando hay restos de visión es muy importante incentivarlos a que los utilicen para realizar variadas actividades en forma independiente, tales como alimentarse, hacer su aseo personal, vestirse y caminar en lugares conocidos, ya que estos niños pueden percibir los contornos de las figuras, la luz y los movimientos. Estos niños y niñas, desarrollan mucho sus otros sentidos en compensación a la falta de la vista, por tanto, al relacionarse con ellos y al expresarles afecto, es muy importante el lenguaje y el contacto físico. A ellos les interesan las mismas cosas que a otros niños, les gusta que los tomen en cuenta y participar en reuniones, fiestas, juegos y salidas junto a la familia y amigos.

¿Qué hacer para favorecer su autonomía?




Ejercitar el uso del bastón en situaciones que estimulen y motiven la autonomía, como ir a comprar por el vecindario o visitar a un amigo.






Apoyarlos para que participen en las mismas actividades que los otros niños, permitiendo que tengan deberes y derechos, por ejemplo que hagan sus tareas junto a sus hermanos, que ordenen y cuelguen su uniforme luego de llegar de la escuela, que escuchen la música que les gusta.




  
Caminar con ellos por la casa, reconociendo las puertas de salida a la calle o al patio, pasillos y calles del vecindario, repitiendo los trayectos, corrigiendo los errores en el momento en que se producen y conversando de todo lo que hay alrededor.







Estimularlos a reconocer a las personas por el ruido de sus pasos o por su voz.







Ayudarlos a que conozcan la ubicación de todas las cosas, los espacios de la casa y del interruptor de la luz, pues muchos niños poseen restos de visión y esto les permite mayor independencia.






Animarlos a usar las escaleras y espacios irregulares, al comienzo con ayuda, para luego dejarles solos.






Al estar con el niño o la niña en la cocina, el baño u otro lugar, poner a su alcance variados objetos, para que conozcan su forma, tamaño, textura, temperatura, así como también, los cambios que pueden sufrir objetos tales como, bolsas vacías o llenas, esponjas secas o mojadas, papeles lisos o arrugados, masas, etc.





Apoyarlos inicialmente para que, poco a poco, aprendan a colaborar en las tareas y rutinas del hogar, como lavar platos, ropa, hacer camas, etc.






Orientarlos en la búsqueda de la comida en el plato, la
forma de sujetar éste y la localización del pan, empleando

el tacto.






Incentivarlos en servirse solos, el jugo o la bebida, usando como referente su dedo al borde del vaso.








Ayudarlos a reconocer táctilmente la vajilla, diversos platos, fuentes, vasos y cubiertos.









Enseñarles a usar el cuchillo para cortar pan, frutas y carne.









Guiarlos en el reconocimiento y la ubicación de los diferentes elementos del baño.








Motivarlos permanentemente a realizar su aseo personal.







Enseñarles a vestirse y desvestirse, usando como referencia táctil las etiquetas de las prendas que se coloca o se quita y luego ordenarlas, para encontrarlas con facilidad.





Mostrarles la ubicación de objetos que se encuentran en diferentes lugares y alturas, para que al tomarlos, los niños establezcan relaciones espaciales respecto de sí mismos y de las cosas entre sí. Por ejemplo: reconocer mediante el tacto el espacio del baño, palpar con las manos el jabón que está sobre el lavatorio, alguna colonia o crema que está en la repisa del botiquín, el envase del algodón en la parte superior y el recipiente de los cepillos de dientes sobre el silencioso del w.c.







Referencia: Guia familia n°2

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