- Los niños y niñas con discapacidad
visual manifiestan pérdida o disminución del sentido de la vista.
- Cuando hay restos de visión es muy
importante incentivarlos a que los utilicen para realizar variadas actividades
en forma independiente, tales como alimentarse, hacer su aseo personal,
vestirse y caminar en lugares conocidos, ya que estos niños pueden percibir los
contornos de las figuras, la luz y los movimientos. Estos niños y niñas, desarrollan
mucho sus otros sentidos en compensación a la falta de la vista, por tanto, al relacionarse
con ellos y al expresarles afecto, es muy importante el lenguaje y el contacto
físico. A ellos les interesan las mismas cosas que a otros niños, les gusta que
los tomen en cuenta y participar en reuniones, fiestas, juegos y salidas junto
a la familia y amigos.
¿Qué hacer para favorecer su autonomía?
Ejercitar el uso del bastón en situaciones que estimulen y motiven la autonomía, como ir a comprar por el vecindario o visitar a un amigo.
Apoyarlos para que participen en las mismas actividades que los otros niños, permitiendo que tengan deberes y derechos, por ejemplo que hagan sus tareas junto a sus hermanos, que ordenen y cuelguen su uniforme luego de llegar de la escuela, que escuchen la música que les gusta.
Caminar con ellos por la casa, reconociendo las puertas de salida a la calle o al patio, pasillos y calles del vecindario, repitiendo los trayectos, corrigiendo los errores en el momento en que se producen y conversando de todo lo que hay alrededor.
Estimularlos a reconocer a las personas por el ruido de sus pasos o por su voz.
Ayudarlos a que conozcan la ubicación de todas las cosas, los espacios de la casa y del interruptor de la luz, pues muchos niños poseen restos de visión y esto les permite mayor independencia.
Animarlos a usar las escaleras y espacios irregulares, al comienzo con ayuda, para luego dejarles solos.
Al estar con el niño o la niña en la cocina, el baño u otro lugar, poner a su alcance variados objetos, para que conozcan su forma, tamaño, textura, temperatura, así como también, los cambios que pueden sufrir objetos tales como, bolsas vacías o llenas, esponjas secas o mojadas, papeles lisos o arrugados, masas, etc.
Apoyarlos inicialmente para que, poco a poco, aprendan a colaborar en las tareas y rutinas del hogar, como lavar platos, ropa, hacer camas, etc.
Orientarlos en la búsqueda de la comida en el plato, la
forma de sujetar éste y la localización del pan, empleando
el tacto.
Incentivarlos en servirse solos, el jugo o la bebida, usando como referente su dedo al borde del vaso.
Ayudarlos a reconocer táctilmente la vajilla, diversos platos, fuentes, vasos y cubiertos.
Enseñarles a usar el cuchillo para cortar pan, frutas y carne.
Guiarlos en el reconocimiento y la ubicación de los diferentes elementos del baño.
Motivarlos permanentemente a realizar su aseo personal.
Enseñarles a vestirse y desvestirse, usando como referencia táctil las etiquetas de las prendas que se coloca o se quita y luego ordenarlas, para encontrarlas con facilidad.
Mostrarles la ubicación de objetos que se encuentran en diferentes lugares y alturas, para que al tomarlos, los niños establezcan relaciones espaciales respecto de sí mismos y de las cosas entre sí. Por ejemplo: reconocer mediante el tacto el espacio del baño, palpar con las manos el jabón que está sobre el lavatorio, alguna colonia o crema que está en la repisa del botiquín, el envase del algodón en la parte superior y el recipiente de los cepillos de dientes sobre el silencioso del w.c.
Referencia: Guia familia n°2